Dolor de oído

No es raro que alguna vez de pronto nos empiecen a dolor los oídos sin ninguna razón aparente. A veces es por culpa de una infección, y otras, por causas totalmente ajenas al sistema auditivo.

Así que, ¿cuáles son las causas que nos provocan dolor de oído?

Otitis: Es la enfermedad de oído más típica. Se divide en tres tipos.

Otitis externa

 Es también conocido como el “oído del nadador”. La parte externa de nuestro oído se inflama por culpa de una bacteria o infección, provocándonos un dolor sordo.

Este viene provocado por nadar en aguas contaminadas, color objetos en el oído, rascarse el interior del oído o usar algodón para retirar la cera concentrada. Con esto último, también irritamos la zona del oído, lo que lo daña y hace que se inflame. Es normal que con un tratamiento de gotas se consiga reducir la infección.

Pero existen casos donde la infección es crónica, provocada por una reacción alérgica de algo que se ha puesto cerca de nuestro oído o afecciones cutáneas crónicas. En este caso, el médico nos realizará un seguimiento para ver cómo tratar la infección.

Otitis externa maligna

A veces, la infección no solo afecta a una parte de nuestro oído, sino también a los huesecillos que lo componen.

Este caso se da cuando la infección de la otitis externa no es tratada a tiempo y aumenta el daño que causa en nuestro cuerpo. Muchas veces, sino se detecta a tiempo requiere de una operación quirúrgica para extraer el tejido muerto. Así que, es muy importante seguir el tratamiento recetado por el médico si se tiene una otitis externa que no esté muy avanzada.

Otitis media

dolor de oido- otitis mediaConsiste en una infección de la parte media del oído, la que se encuentra tras el tímpano.

Las trompas de Eustaquio son las afectadas en esta ocasión. Su función es la de drenar el líquido que se genera en el oído medio. A veces ocurre que el conducto por el que se drena dicho líquido queda bloqueado, lo que provoca la infección.

A veces estas infecciones aparecen de la nada por una mala posición al dormir, una alergia o al haber terminado de pasar un resfriado. Es más común en niños y bebés que adultos.

Según crecemos, la posibilidad de sufrir dolor de oído por una infección es menor, pues nuestro cuerpo está mejor preparado para combatirlas. En nuestro caso, el dolor que sentimos es conocido como “dolor referido” y es provocado por infecciones o malestares en otras partes de nuestro cuerpo:

Enfermedad de Méniere: Es una enfermedad del oído del cual los médicos aún no han logrado hallar la causa. Afecta al oído interno, la parte más profunda de nuestro sistema auditivo.

Una de las razones que provocan esta enfermedad en el oído, es que el líquido que transporta nuestro oído interno se someta a mucha presión. Lo cual nos provocaría dicha enfermedad. Sus síntomas suelen representarse con una pérdida de la audición intermitente (aparece y desaparece), dolores fuertes, vértigo severo… y por norma general afecta a un solo oído. Suele ser una de las principales causas por las que se pierde audición.

Barotrauma: Cuando subimos muy alto, o bajamos a mucha profundidad, sentiremos unos zumbidos en el oído o, a veces, pitidos. Un poco más abajo los explicaremos con un poco más de detalle las causas que lo provocan.

En el caso del barotrauma, se trata de una lesión fuerte provocada por haber subido muy deprisa a mucha altitud o haber descendido muy deprisa a mucha profundidad sin haber tomado las medidas preventivas necesarias.

Artritis en la mandíbula: Como nuestros nervios y articulaciones están conectados entre sí, no es nada raro que cuando sentimos dolor en la mandíbula por culpa de una artritis o golpe, nos duela el oído.

Infección en el oído: En el caso de los adultos, hemos señalado que es más difícil que padezcamos una infección. Ahora, no es raro que podamos sufrirla si nadamos en aguas contaminadas o acercamos a nuestro oído algo que nos provoca alergia.

Cambios de presión: A veces, cuando subimos a altas alturas o bajamos a mucha profundidad, notaremos un pitido o zumbido en el oído.

Debemos distinguir bien la diferencia de lo que sucede cuando oímos un pitido o zumbido proveniente de nuestro oído. El escuchar esos sonidos se conoce como Tinnitus, y puede ser momentáneo o crónico.

En el caso de que sea momentáneo, suele ser provocado por un cambio de presión cuando bajamos mucho bajo el agua, por ejemplo en una piscina, un golpe fuerte en el oído o al usar tapones para los oídos que facilita la acumulación de cera. El consumo de drogas también facilita que escuchemos un zumbido en el oído.

Si es crónico, en cuyo caso escucharíamos un pitido en el oído, la causa más común suele ser estar un largo tiempo expuesto a un ruido fuerte en una habitación muy pequeña. Esto es muy común en los soldados y policías al disparar el arma en las salas de entrenamiento, razón por la que llevan los auriculares que disminuye el sonido del disparo. Otras razones pueden ser el alto nivel de colesterol, tener un tímpano perforado o sufrir de anemia. Si el pitido es constante, es aconsejable acudir al médico cuanto antes.

Acumulación de cerumen: A veces, por la utilización de tapones o usar continuamente los pequeños aparatitos para escuchar música, impide que en nuestros oídos el cerumen pase directamente por nuestro sistema auditivo, formando una pared.

Generalmente es fácil de deshacer pero otras, puede llegar a perforar el tímpano si no se trata a tiempo.

Agujero en el tímpano: Se da cuando un pedazo de tejido del oído medio se separa del tímpano. Se produce cuando una infección que genera pus tras el tímpano, y al hacerse más grande, puede rasgarlo o romperlo. Un agujero grande puede provocarnos fuertes problemas auditivos.

El agujero en el tímpano puede ser provocado por oír un disparo muy cerca del oído,

cambios de presión bruscos o estar presente cerca de una explosión que genere unos secibelios por encima del nivel que nuestro oído puede soportar.

Infección sinusal: Cuando padecemos sinusitis, no es muy raro que nuestro oído se vea afectado con pequeñas punzadas, pues todos los nervios de nuestra cara están conectados.

Dolor de garganta: Algo habitual cuando tenemos dolor de garganta es que al ingerir alimentos nos duela también el oído a tragar. Y ello se debe a que el dolor provocado por la infección también se transmite hacía los oídos.

Infección dental: Otro de los casos típicos es que al sufrir una caries que nos provoca un enorme dolor de muelas es que el dolor llegue también hasta nuestros oídos, por lo que nuestro cuerpo nos la jugará por partida doble.

Jabón: Este caso es muy común en los niños, cuando el jabón entra por el oído mientras se están bañando o porque lo usan incorrectamente.

¿Y qué remedios caseros para el dolor de oído podemos utilizar?

dolor de oido remedios

  • Aire caliente: Colocar cerca del oído un secador que expulse aire caliente. No hacerlo durante más de 3 o 5 minutos, y tener siempre en cuanta que el aire no debe ser muy caliente. Esto relajará los músculos del oído.
  • Aplicar calor: Podemos utilizar una almohadilla térmica y apoyar en ella la cabeza.
  • Ajo: Pinchar un trozo de ajo y exprimir su jugo. Luego verter en el oído dolorido, pues investigaciones revelan que el líquido que contienen los dientes de ajo poseen un antibiótico estupendo para el dolor de oído.
  • Aceite de oliva: Calentar un poco de aceite y luego verter sobre el oído dolorido.
  • Bolsa de agua caliente: Envolver una bolsa de agua caliente en una toalla y usarla como almohada, apoyando en ella el oído dolorido. El calor aliviará el dolor.
  • Comer: Aunque al comer se puede sentir dolor mientras tragamos el alimento, el hacerlo permite que haya un mejor drenaje en las trompa de Eustaquio. Además, puede aliviar la presión que sintamos en el oído interno.
  • Limón: Exprimir un limón y con el jugo resultante, mojar una bolita de algodón que se colocará en la entrada del oído dolorido durante diez minutos. Muy importante, no insertarla dentro.
  • Manzanilla: Macerar unas cabezas de manzanilla con cuatro cucharas de aceite de oliva. Al obtener el líquido, usar una pequeña bola de algodón que colocaremos en el oído dolorido.
  • Leche materna: Aplicar unas gotas en el oído dolorido.
  • Orégano: Hervir unas hojas de orégano en agua durante 3 – 5 minutos. Una vez que se hayan enfriado, extraer tanto líquido como podamos y verter el líquido resultante en el oído dolorido.
  • Cebolla: Cortar una cebolla en pedazos más o menos gruesos. Colocar una de las rebanadas, siempre que este tibia, en el entorno del oído dolorido y rodear con una toalla tibia. Mientras, mantener los otros trozos de cebolla en una zona con calor. Cuando se enfríe el primer pedazo, cambiar a otro.
  • Patatas asadas: Asar unas patatas y, mientras están calientes, envolver en una toalla o paño y colocar sobre el oído dolorido para aplicarle calor.

También podemos ayudar a nuestro oído previniendo que aparezcan estos dolores con unos cuidados muy sencillos:

La limpieza es muy importante. Existen palillos para el oído que no son los típicos bastoncillos de algodón, pero es aconsejable ir de vez en cuando al otorrino para que compruebe que la concentración de cera no es peligrosa.

Como el oído medio es tan sensible, si simplemente vamos a limpiarnos el oído con un bastoncillo, hay que tener mucho cuidado al hacerlo porque podemos arrastrar la suciedad hacía dentro y dañarlo.

Estar en lugares donde haya mucho ruido, tener la televisión o la música muy alta, puede provocarnos que se rompa el tímpano como ya hemos hablado más arriba. Por eso, es muy importante estar siempre en lugar o escuchar las cosas con un volumen adecuado.

Cuando escuchamos música solemos usar cascos, sobre todo si vamos por la calle.

Hay que tener en cuenta que, aunque oigamos más los sonidos de la calle más que la música que llevamos, nuestro oído sigue recibiendo la misma cantidad de ondas  sonoras. Por lo que, al aumentarlas para escuchar mejor la música, lo que haremos será dañarlo.

Si practicamos algún deporte que implique ir a mucha velocidad, como el puenting, paracaidismo o submarinismo, tener mucho cuidado con los cambios de presión.

Si usamos tapones para los oídos, no tenerlos puestos durante mucho tiempo. No es nada recomendable usarlos para dormir toda la noche.

Con la edad, nuestro oído se deteriora rápidamente, sobre todo si en nuestra juventud estuvimos expuestos a situaciones que lo dañaban continuamente. Por eso es muy importante acudir al médico a menudo.

Si nuestro trabajo nos obliga a estar sometido continuamente a fuertes ruidos, como el usar un martillo eléctrico en la obra, serrar objetos o sirviendo copas en un bar. Es aconsejable dejar el trabajo unos minutos para que los músculos de nuestros oídos se relajen. En algunos casos, es hasta aconsejable usar unos protectores como unos cascos para aminorar las ondas sonoras.

Todas estas acciones pueden provocarnos fuertes dolores de oído, así como dañarlo muy seriamente.

Si este artículo te ha servido de ayuda, no olvides visitar otros de nuestros artículos para informarte más sobre las distintas dolencias.